Por invitación del Excmo. Sr. Embajador de Bélgica en España, Marc Calcoen y por gentileza de Alfonso Garcia Rodríguez, socio de SEDPGYM, hemos asistido el pasado 17 de julio, a los actos realizados en la residencia del Embajador en Madrid, consistentes en la presentación de dos publicaciones realizadas recientemente cuyos autores son el propio Alfonso y Juan de la Madrid.
La primera publicación: “Fotografía, Industria y Trabajo. José Zamora Montero (1874-1953)”; basada en la vida y obra fotográfica de un técnico de minas, que surge casi por casualidad tras un trabajo de investigación iniciado por los autores, cuya intención inicial era analizar el fichero de trabajadores conservado en el Archivo Histórico de Asturiana de Zinc, y a través de el mismo llegan a José Zamora, capataz de minas murciano que recaló en Asturias en los comienzos del siglo XX, que durante décadas permaneció en Asturias realizando trabajos para la misma empresa antes de trasladarse a Galicia, donde falleció.
Es por lo tanto la vida de un fotógrafo foráneo que encontró en Asturias el terreno propicio y la oportunidad para desarrollar su pasión, pero también los retratados por él que nunca imaginaron que pasarían a la posteridad gracias a esas fotos.
A raíz de esa primera publicación surge una segunda que se convierte en hermana menor de la anterior, se publica en forma de catalogo con el título: “El fotógrafo que nunca existió (1874-1953)”, pero que no es ni más ni menos que recoger la exposición que tiene como objetivo dar a conocer la figura del fotógrafo, desde un enfoque no solo artístico, como fotógrafo que fue, sino también histórico, sociológico, antropológico e industrial.
Toda la muestra se encuentra expuesta en el Museo de Bellas Artes de Asturias, para ello los autores realizando una labor de comisariado han conseguido una conversión de la citada monografía en un dispositivo museológico y museográfico lo suficientemente atractivo para el espectador.
Felicitamos a los dos autores y a las entidades que han hecho posible las publicaciones y la exposición, ya que es muy habitual que en los poblados mineros donde la actividad extractiva ha finalizado encontrar la documentación de las empresas por el suelo, como si los responsables hubiesen salido de allí corriendo el día anterior, y entre esa documentación es habitual encontrar fotografías de los trabajadores que se pierden entre escombros y se destruyen en poco tiempo.
Estos documentos que se recogen en las publicaciones y exposición adquieren una importancia superior ya que nos ayuda a entender como si fuera una radiografía colectiva lo que fue la vida de una región donde se recoge la evolución de la vida del campo a la etapa industrial con sus pro y sus contra, situación está muy habitual en muchas otras zonas de nuestro país durante el siglo pasado.
Agradecemos a los autores y responsables del acto la invitación, y les ánimos a continuar trabajando por la puesta en valor del patrimonio minero-industrial en este caso desde el aspecto inmaterial.
Antonio Pizarro Losilla